La realidad de las cosas es que todos tenemos antojos!
Hubieran visto los enormes ojos que puso mi mejor amiga el fin de semana cuando le dije que tenía ganas de una pizza de nutella! (si a mi se me dan los antojos intensos jaja).
Todos los tenemos, pero no todos los sabemos controlar y yo creo que ahí está la clave, aprender a escuchar a tu cuerpo, porque muchas veces no son antojos, sino más bien señales que te envía el cuerpo para indicarte que algo le hace falta.
¿Qué son los antojos?
Si pensaste en algún momento que estos sólo los podían tener las embarazadas y que lo que tu sientes es mero capricho, ¡te equivocas!
Debes tener claro que el antojo no te da porque si, es una señal que está enviado tu organismo, algo te quiere decir, y ese algo es la falta de algún nutriente en tu organismo.
Ahora, ya sabes que cuando te dan antojos estos en su mayoría no son buenos, no te dan ganas de comer un plato de ensalada o una fruta, lo que vas a querer comer será lo menos sano que se te ocurra, por eso debes tener mucho cuidado, porque si te dejas llevar por el antojo puedes perder todo lo que has avanzado con tu dieta saludable.
La ansiedad como desencadenante
Muchas veces te debe haber pasado que pudiste haber confundido un antojo (falta de nutrientes) con ansiedad, y eso es lo que te voy a explicar ahora, porque existen diferencias, ¡sigue leyendo!
Hay muchos factores que desencadenan en sentir ansiedad por comer, comer lo que sea, algunos de ellos son los siguientes:
- Deficit nutricional. Como se dijo anteriormente, puede ser la falta de algún nutriente, ya sea micro (vitaminas, minerales) o macro (carbohidratos, proteínas, grasas).
- Problemas hormonales. Sobre todo en mujeres que están menstruando, gestando o en proceso de menopausia.
- Falta de agua. La deshidratación no sólo se manifiesta con sed, también con hambre.
- Problema emocional. Esta es la razón más popular y la que más se relaciona con las ganas intensas de comer algo, el estar atravesando un problema.
Lucha con tus antojos
Te has sacrificado tanto con el cambio de hábito alimenticio, te has enfrentado con la presión social, lo has dado todo para mantener de manera rigurosa tu dieta como para rendirte sólo por sentir el fuerte antojo de algo… sé que es difícil, porque cuando se te cruza algo en la cabeza (sobre todo si es comida) no hay nadie que te lo saque.
¡No te rindas!
Así que antes de que caigas en la tentación de los antojos te aconsejo lo siguiente:
- No te saltes el desayuno! El desayuno es la comida más importante del día, y si te lo saltas de seguro antes de tu primera colación o de la comida ya estarás picoteando cualquier cosa para saciar el hambre.
- Aliméntate sanamente! Ya sé, suena a comercial de TV pero en la mayoría de los casos tu cuerpo pide a gritos desesperados nutrientes y tu sólo lo rellenas con azucares y harinas que no son más que calorías vacías. No necesitas dejar de comer, sólo asegúrate de incluir todos los grupos de alimentos (verduras, frutas, carnes magras, alimentos con fibra, que contengan grasas saludables).
- Aléjate de la tentación! Cuando estás a dieta es cuando más tentado vas a estar, evita a toda costa comprar esos alimentos que te harán caer.
- Toma agua, agua, agua, suficiente agua! La mayoría de las personas traemos al pobre cuerpo deshidratado. Esto incluso ocasiona algunas veces que nos duela la cabeza (ah que esa no se la sabían eh!).
- Sustituye tu antojo! Entrénate para pensar que otro tipo de comida te podría proporcionar el mismo nivel de satisfacción… mas despacio y con un ejemplo:
- Hace algunos ayeres yo era fan de ir al puesto de los sopes de la señora de la esquina, se me antojaban muchísimo para cenar, luego descubrí los nopales asados con queso panela encima y jitomate. Listo!, sustituí mi antojo! También me encantaban los hotcakes, pocas veces los desayunaba pero siempre estaban en mi mente hasta que descubrí las panquecas de avena o los waffles de avena (debo el video de la receta desde enero, ya sé… próximamente).
- Evita el drama. Si no lograste resistirte no vayas a ponerte a dramatizar, da vuelta a la página y regresa cuanto antes a tu dieta.
- Date permiso de disfrutarlo! Si a pesar de todo lo anterior aún traes antojo por algo en específico, entonces es un antojo real, así que date el gusto y disfrútalo 100% sin culpas!, y si es demasiado busca alguien con quien compartirlo.
Así, cuando normalmente voy a reuniones, al cine o a comer con amigas y me ofrecen pastel, pan o palomitas puedo decir “No gracias”. Realmente no se me antoja y no tengo que decir que si por quedar bien. Te aconsejo que lo pongas en práctica.
Y recuerda:
¡Eres lo que comes, así que no seas rápido, barato, fácil o falso!
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