¿Son los lácteos el demonio…?

Este mes me he propuesto compartirles algunos temas controversiales. Quiero comenzar con el tema de los lácteos.

Esta es una publicación que les debía desde el año pasado jajaja. Y como lo prometido es deuda ¡aquí les va!

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Han de saber que en el desayuno que realicé en el DF conocí a personas increíbles y maravillosas, entre ellas a Ana Cristina, que cuando me dijo que era lactóloga certificada mis ojitos brillaron y nos dio una increíble explicación sobre qué pasa con los lácteos. Le pedí que nos compartiera el tema en un post.

Si tienes alguna duda escríbela abajo en los comentarios y posteriormente en otra publicación las aclararemos y les compartiré mi punto de vista.

Les comparto el post tal cual…

¿Son los lácteos el demonio?

Empecemos por una definición antigua de la leche: “producto proveniente del ordeño total de una hembra lechera ( vaca, cabra, oveja), sana, bien alimentada y no agotada, recogida de forma limpia y que no no contiene calostro”.

La hembra lactante siente alivio al ser ordeñada, cuando es en un ambiente tranquilo y conoce al ordeñador, peeeero no liberará oxitocina ( hormona producida por la hipofisis conocida también como molécula del amor que hace que la mamá libere tranquilamente la leche) si está conectada a máquinas que literalmente “extraen” la leche de su cuerpo, que les produce dolor y miedo. Desde ahí podemos tener la certeza de consumir “mala leche”.

Las pirámides nutricionales nos dicen que consumir lácteos es básico para nuestro bienestar, ¿Qué tan cierto es esto?

Por muchos años se dijo que la leche es el alimento más perfecto que existe en la naturaleza; ¿es la leche un alimento completo? Definitivamente no, en su estado crudo carece de hierro y fibra, al pasar por la pasteurización pierde muchas propiedades, sin embargo, en México ¿Quién se arriesga a consumir algún lácteo sin pasteurizar? ¡Yo tuve una muy mala experiencia! Así que.. Definitivamente no…

Pero… ¿De qué calidad son los lácteos que consumimos?

Estos productos son por naturaleza comidas que nos hacen sentir felices, apapachados, que nuestro organismo reconoce como energía materna, pero tristemente nos han engañado como consumidores; existen 3 tipos de quesos análogos, extendidos y naturales.

-Los quesos análogos se elaboran ¡sin leche! Son una mezcla de caseinatos de calcio y sodio, grasa butirica de la más baja calidad y almidones, sobra decir que son los más baratos de producir.

-Los quesos extendidos: Aquí la leche ha sido modificada, la grasa se ha extraído para hacer mantequilla y crema, así que al hacer el queso sólo queda la caseina ( proteína de la leche) y para compensarlo agregan grasas de origen vegetal y animal como: aceites vegetales, manteca, cebo, grasa de pescado.

-Los quesos naturales: Producto fresco o madurado, sólido o semi sólido derivado de la leche.

El precio de un queso análogo en nada se compara con el de un queso natural, en el súper encontramos desde 30 pesos el kilo, cuando el natural costará 30 pesos los 200 gramos aprox. Es por eso que los quesos naturales cada vez son más difíciles de conseguir, los productores lácticos no ganan lo que valen sus productos.

Los quesos análogos no los reconoce el cuerpo, es como una fórmula de bebe de muy baja calidad para adulto más muchas grasas malas.

Los quesos extendidos son una bomba de grasas malas y muy malas noticias para los vegetarianos que piden sus enfrijoladas rellenas de queso en el restaurante.

Los únicos que recomiendo son los quesos naturales pasteurizados y cuando se sabe su procedencia. Los invito a ¡tomar acción! Conozcan el rancho de donde sale la leche para hacer los quesos que consumen, y si en verdad no saben, yo les recomendaría no consumirlos…

Hay un súper alimento del que me gustaría hablarles, y es el maravilloso requesón… Es un coproducto de la leche, es el conjunto de las proteínas solubles de la leche obtenidas por calor, es de fácil digestión, no contiene caseina ni calcio, pero tiene potasio, sodio, cobre, zinc, vitamina A, D, E y K. Es el alimento ideal para niños, ancianos y personas que no digieren la caseina, incluso para los intolerantes a la lactosa ¡es una buena opción!

Un alimento completo (con los 20 aminoácidos indispensables y no indispensables que contienen las proteínas de origen animal) sería: un taco de frijoles con un poco de requesón, es el complemento ideal.

Y… ¿Los lácteos de cabra?

La leche de cabra es tan maravillosa que después de la del chimpancé es la que más se parece a la leche humana en sus propiedades, por lo tanto es la que en teoría deberíamos consumir… La cabra, antes considerada la vaca del pobre, comienza a tener su auge y a tomar buena fama, ¡vaya que debería tenerla! Al ser la cabra un animal más pequeño que la vaca, contiene muchísimo menos caseina ( es por eso que no encontraremos queso Oaxaca de cabra) y es de más fácil asimilación para los humanos, aunque para los intolerantes a la lactosa sigue siendo el mismo riesgo, podrían experimentar con el requesón de cabra que tiene un sabor delicioso.

También tiene ventajas en este mundo industrializado… Cuando la vaca se enferma le dan antibióticos, la dosis que se le da a la vaca por el peso podría ser fatal si se le inyectara a un humano, lo mismo pasa con las hormonas que le aplican para mayor producción de leche, son dosis altísimas para consumo humano… A nosotros nos llegará una parte por la leche que iremos acumulando en nuestro organismo… Las personas con problemas hormonales deberían considerar seriamente en dejar de consumir lácteos de vaca hasta mejorar o revertir su condición; pero ¿qué pasa en la cabra? Las cabras son más sanas que las vacas por naturaleza, su manejo aún no está tan industrializado y una ventaja enorme, la cabra es un animal más pequeño que un adulto humano, así que sí esta recibe antibiótico la dosis que nos tocará será imperceptible.

¿Y el olor/sabor a cabra? Realmente no debería de existir, el olor tan penetrante es un error de ordeña, la hembra debe ordeñarse sin ver al macho, si lo llega a ver, oler o escuchar al momento de la ordeña, segregará feromonas para llamarlo que literal huelen a chivo.

Como conclusión, los lácteos análogos y extendidos ¡si son el demonio! Los lácteos naturales de vaca en moderación y los naturales de cabra pueden ser grandes aliados a nuestra salud y no deben ser motivo de preocupación. Espero les haya servido esta entrada que hice con cariño.

Gracias Jazmín Islas por el espacio

Ana Cristina Pacheco. Lactóloga certificada y Health Coach

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Espero haber podido aclarar un poco más las dudas que tenías en cuanto a los lácteos con el excelente post de una especialista como lo es Ana.

Puedes encontrar a Ana en su Pagina de Facebook CANELA PURA HC

Si tienes alguna duda ¡anótala en los comentarios!

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8 comments to “¿Son los lácteos el demonio…?”
  1. Hola Jazmin y Ana,
    ¡Me super encantó el artículo! Estoy en el camino de ir cambiando mi alimentación y éste era el post que necesitaba.

    Gracias, gracias, gracias,

  2. Una duda ¿y el queso de cabra qué tan saludable es? ¿hay alguna marca comercial para queso de cabra y queso de vaca que nos recomienden?
    Saludos y gracias

  3. Muchas gracias por este artículo, me quito bastantes dudas, ya que a mi me gustan los lacteos, pero con tanto comentario contradictori, me preguntaba si los dejaba de consumir o no (no como mucho realmente, de vez en cuando).

    Pero me quedo una duda, ¿cómo leer en las etiquetas para identificar cada queso?, en mi última compra en el supermercado, me puse a leer las etiquetas y practicamente todas dicen lo mismo, salvo una que decía Imitación queso panela (imaginen mi expresión, puajh! ya no volveré a comprar esa cosa).

    Una anecdota:

    Hay un señor que pasaba por mi casa vendiendo su producto, un poquito más elevado que las tiendas (serán 10 pesos) pero casi nunca traigo efectivo, y por eso no le compro.

    Hace algun tiempo lo vi por una calle cerca de mi trabajo, me puse a platicarme con el y me contó como preparaba sus quesos, ahí me enteré que es de un pueblito cercano a la ciudad, y yo le decía que por que se me hacía a veces algo caro su producto.

    Me respondio -“el mío es de mis vaquitas, es lo que le puedo decir, y a penas saco lo justo como para que valga la pena seguir vendiendo mis quesos, hacerle la competencia a un supermercado no es fácil”.

    Incluso me mencionó que el a sus clientes habituales los invitaba a su ranchito para que vieran como hacía los quesos y que con gusto me esperaba.

    En ese momento no comprendí el asunto, más que desde el punto de vista que hacía poca mercancía y eran diferentes los costos a una producción en una fábrica.

    Hasta ahora me cae el veinte que leí este artículo, lo que me trato de decir este señor es que el si vende quesos, quesos.

    Un saludo!

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